Ecología de la Taricaya (Podocnemis unifilis)

Por Roxana Arauco-Aliaga

En el mundo existen alrededor de 335 especies de tortugas, que juegan un importante rol en la ecología ribereña, economía y sociología de muchas culturas humanas. Históricamente han sido muy apreciadas y aprovechadas por pueblos indígenas como recursos alimenticios, medicinales y culturales de todo el mundo. Recientemente, demandas altas y ajenas a su entorno cercano, han conllevado a un aprovechamiento intensivo, reduciendo drásticamente el rango de distribución de muchas especies y el tamaño de sus poblaciones. Hoy, alrededor del 40% de ellas están listadas en alguna categoría de amenaza en la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), y constituyen el grupo de vertebrados con mayor porcentaje de especies que posee algún grado de amenaza.

Podocnemis unifilis o “taricaya” es una de estas especies, que a pesar de tener poblaciones ampliamente distribuídas en las cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas, estas se encuentran en estado vulnerable según la UICN y está listada en el Apéndice II de la Convención Internacional de Tráfico de Especies en Peligro (CITES).  Esta tortuga es aprovechada desde hace más de varios cientos de años por diferentes comunidades nativas de la Amazonia peruana, incluyendo las del Parque Nacional del Manu (PNM), en el sureste de Perú.

Podocnemis unifilis asoleandose en una palizada. Foto: Marc Seid.

Recientes iniciativas de apoyo al oportuno desarrollo socioeconómico sostenible de las comunidades matsiguenkas que viven al interior del PNM, tienen como consecuencia colateral un aumento en el tráfico fluvial desde el interior del Parque hacia poblados con mayor poder comercial, como Puerto Maldonado, capital del departamento de Madre de Dios, cuna de la deforestación y la minería aurífera ilegal, acortando distancias, haciéndolo menos remoto e inevitablemente abriendo las posibilidades de tráfico ilegal de especies, incluyendo tráfico ilegal de taricayas. 

En la Amazonia del Sureste de Peru, en el Parque Nacional del Manu, los primeros estudios sobre taricayas se llevaron a cabo durante los años de 1990. Estos estudios documentaron la época de posturas y eclosión de los años 1990, 1991, 1993 y 1994, e identificaron a la ‘cosecha’ de huevos por seres humanos y a la inundación temprana de las playas, como las principales causas de mortalidad en P. unifilis en el Parque Nacional del Manu (PNM). A pesar de tratarse de un área natural protegida, la ‘cosecha’ de huevos de taricaya fue importante, llegando a representar en general, más del 50% de la producción total de nidos, segun los estudios de Mitchell & Quiñones en 1994, y Landeo en 1997. 

Mitchell & Quiñones (1994) sugirieron lineamientos que incluían medidas para garantizar que los pobladores matsiguenkas ubicados al interior del PNM tuvieran acceso sostenible a este recurso; dichas medidas incluían la protección estricta y el monitoreo anual de las playas identificadas como muy importantes, además de un sólido componente educacional, entre otros. Lamentablemente, no se hicieron monitoreos posteriores y 20 años después, se desconocía el estado de las poblaciones de taricayas, sin mencionar que no se implementó ningún programa educativo al respecto.

Veinte años después, el Parque Nacional del Manu y San Diego Zoo Global -Peru llevan a cabo un estudio sobre las poblaciones de taricayas, que se concentró en un tramo importante, 154km del río Manu (Zona de uso turístico), y aunque los resultados preliminares de este estudio parecen alentadores, puesto que se contaron de 1165 a 1521 tortugas adultas durante el censo de “asoleadoras” del 2017 y 2018 respectivamente, y 1457 nidos puestos en playas en el 2017, valores similares a los encontrados por Landeo (1994) y Mitchell y Quiñonez (1997), no es posible concluir si la poblacion de taricayas es estable o no. Seguiremos monitoreando, pero más importante, SDZG-Peru integrarará por primera vez la exploración de la zona de uso de especial del Parque Nacional del Manu, zona donde las comunidades matsiguenkas del Manu están establecidos y el aprovechamiento de este recurso es permitido.

Las ubicaciones de los nidos se pueden identificar siguiendo las huellas.

El Proyecto “Taricaya Manu”, ejecutado como parte del Proyecto “Paisaje Purús Manu” (PPM), tiene la posibilidad de proponer una herramienta de gestión integral y comunitaria, y tiene un gran potencial educativo, ya que promueve la implementación de un plan de manejo conjunto entre la población nativa y el PNM para establecer un mejor sistema de monitoreo y uso sostenible de un recurso tan sensible como la taricaya. La cuenca del río Manu colinda con otras cuencas ubicadas también dentro de áreas naturales protegidas que varían en el grado de restricción y demanda externa sobre el uso de recursos, constituyen una oportunidad para sentar las bases para estudios comparativos, y consolidar estrategias de manejo y aprovechamiento según sea el contexto natural y socioeconómico a nivel regional.

Impactos de alcance. El proyecto Taricaya en general implica entrenamiento no formal en el uso de equipos como gps, brújula, clinómetro, y cámara fotográfica y de video, para los miembros del equipo, biólogos y pobladores matsiguenkas, pero sobre todo entrenamiento en la colecta sistemática de datos relevantes a las diferentes fases del período reproductivo de P. unifilis. Al mismo tiempo, los investigadores ajenos a la realidad local aprenden de los más experimentados pobladores locales, a reconocer rastros de presencia de las tortugas y aspectos importantes de su historia natural. Esta fase del proyecto incluye también, implementar un ‘festival’ de 1 día de actividades educativas relacionadas a las taricayas, incluyendo charlas sobre el ciclo de vida, juegos que afiancen sus conocimientos usando vocabulario matsiguenka, entre otros.